La vida es una constante transformación. Comencé mis pasos académicos en la Escuela de Comercio con rama de especialidad en Finanzas en la ESC Compiègne de Francia. Y tras 10 años trabajando en España como International Sales Manager para discográficas y en roles de comercio internacional, decido reinventarme y emprender con mi propio catering en Madrid: Sucré Salé.

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Sucré Salé son olores, recuerdos, instantes de mi vida en Francia. Un día, recupero diarios y recetarios de mi madre, con recetas cuidadosamente escritas y almacenadas en un viejo cuaderno de cartulina. En un instante, toda mi vida se ve dotada de sentido.​ De pequeña, la puerta de mi habitación daba al lado de la cocina. Recuerdos aromáticos de los guisos franceses y las tartas caseras que mi madre preparaba los domingos nada más volver del mercadillo tras madrugar.

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Cada receta de Sucré Salé hace regresar a mi madre. Cada receta tenía su porqué y su historia. Cada plato era un regalo para los comensales. Sin darse cuenta, como una rutina más que llevaba a cabo con meticulosidad, mi madre llegó a exquisitos niveles culinarios.

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Desde el 2013, en Sucré Salé me siento feliz compartiendo mi herencia. Ese algo único perteneciente a mi historia. Cocinar es un alivio, una meditación, un regalo. En mis platos deposito recuerdos a través de aromas, sabores y experiencias. Rindo homenaje a la que observé una infinidad de horas en su propio templo, mientras leía en voz alta la receta pegada a su cadera.

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El arte de mi madre era cocinar. Mantengo viva su memoria gracias a Sucré Salé. Hay que honrar todos los dias el placer de compartir una buena mesa.